lunes, 29 de noviembre de 2010

Pasado


A pesar del título, la idea es hablar del futuro, y de la manera en la que nos movemos por él, sin conocimiento, sin asideros... tan solo con alfileres ligeros, que engarzan los pasos que vamos dando y que son los planes de lo que pretendemos ser, de a lo que perseguimos llegar, aunque, en la mayoría de los casos, no son mas que ideas que nunca se materializan exactamente como las pintamos en nuestra cabeza.

Y, el caso es que, sin tener presente nuestro pasado, no nos movemos por el camino idóneo hacia el futuro, aunque muchos se empeñen en enterrar las cosas ocurridas que no queremos dejar en nuestra memoria (se quedan en otras partes, pero se quedan). Y en ese camino, nos vamos dejando a algunos de los que hemos ido conociendo, de los que forman parte importante de nuestras vidas, sin los cuales nunca nos imaginamos poder seguir. 

Y es que no estamos preparados para la idea de desaparecer, de marchitarnos y volver a eso que dicen que somos y en lo que nos acabamos volviendo a convertir: polvo y recuerdos. Ni lo estamos para los demás, ni mucho menos para nosotros mismos. Supongo que deben ser mecanismos que nos montamos para hacernos el día a día más llevadero. 

La sola idea de levantarse por la mañana y pensar que, quizás, algo haga que ya no nos volvamos a acostar, nos podría volver locos en muchos casos. Y es que, como hoy decía en una conversación, tanto lo bueno como lo malo o, incluso, lo insignificante, pasará aún a pesar de nosotros. Y no hablo de la idea de destino, tan sólo de lo que se conoce como devenir, que podría ser lo mismo, pero no lo es. 

Necesitaríamos pensar en términos metafísicos para discutir la diferencia, pero no veo yo al currelas de turno, por la mañana, con unas legañas enormes aún en los ojos, yendo para el trabajo (ése que no le llena, en el que se le limita su libertad y creatividad, donde no es más que un elemento productivo de un ecuación que, algún día, será un número negativo que le mandará al paro - también muy de Marx estas cosillas) pensando en el devenir, en el destino, o la metafísica en general, para ser sinceros. Son, más bien, momentos de reflexión que se nos cruzan de repente, cuando menos nos lo esperamos, y nos damos cuenta de lo insignificantes que somos, de la cantidad de problemas que nos generamos a diario (o que nos generan), todos ellos aún más insignificantes que nosotros ya que, el día que no estemos, ellos tampoco lo harán (se quedarán otros, pero no ésos). 

A mí, al contrario, ahora me entran muchas más ganas de aprender a disfrutar de los días. Todavía no tengo ni pajolera idea. Llevo unos años perdido entre malas artes, malos humos y malos pensamientos que me impiden volver a ser ese tío positivo que alguna vez creo que fui, con muchas pretensiones, mucha ingenuidad y ganas de meter la pata para ser un poquito mejor cada día. La experiencia es un grado, pero también debería serlo las ganas de empezar y de crecer. Así es que, en esas estamos: intentando saber qué cosas son las importantes a día de hoy y de cuáles es mejor prescindir. 



Pero, como las cosas que tiene el futuro son tan inciertas, casi que me quedo con el aquí y ahora (hoy estamos con los clásicos que nos salimos. Recomendamos, desde aquí, "el club de los poetas muertos", para refrescar el concepto de carpe diem), que es el que te puede dar
un montón de sorpresas y el que te enseña, ya que, el presente, a fin de cuentas, es el pasado del que acabamos aprendiendo. 

En fin, que un día profundo lo tiene cualquiera y me ha dado por pensar en qué habrá cuando yo ya no esté (cuando, de viejecito, me haya quedado dormido en mi cama) y si tendré posibilidad de verlo por algún agujerito de alguna mirilla, o esas son sólo ideas que nos creamos para no darnos cuenta de que, después de quedarnos dormidos, ya no hay nada más. Así es que, a vivir el día, que mañana amanece otro!


viernes, 26 de noviembre de 2010

Mudanzas


Después de mucho tiempo intentando cambiar de aires, de aspecto, de rumbo y de camino este blog, he decidido quedarme con la misma idea, con el mismo aire, con el mismo rumbo, pero cambiado la fachada, ya que, todo lo demás, para mis necesidades, está correcto y en su sitio. 

El origen de este blog nace en la necesidad de expresar los pensamientos (de baja calidad) de alguna manera, y dado que, hablando, muchas veces, uno no se queda bien, como es mi caso, y mi única virtud fue la satisfacción del refugio en las palabras, pues creo que está más que justificado seguir con esa idea dado que mantenemos la misma necesidad de entonces, quizás aún más ahora, con estos tiempos revueltos. 

He dejado vinculado la versión 1.0 de este "proyecto personal" (así suena más pedante aún y le doy más importancia de la que tiene y, más aún, de la que tendrá nunca), para que, si hay aún algún loco que tenga tiempo y ganas de interesarse por lo que así se plasma, que vuelva a los orígenes y se ponga en situación. 

La duda, como entonces, es si habrá algún loco dispuesto a perder el tiempo con estas gilipolleces. La conclusión, igualmente, es el conformismo con el mero hecho de haber plasmado las palabras. 

Empezamos la versión 2.0 de "mamarrachadas y comeduras de olla" varias...